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Cuando hace ya unos años daba clase de antropología, recuerdo hablar de la hikaye palestina a propósito de los reconocimientos de patrimonio inmaterial con sello UNESCO. Este, en concreto, el de la hikaye (2008), alude a la hermosa tradición oral de contar cuentos e historias por parte de las abuelas palestinas, las ancianas, para entretener a las criaturas en las noches de invierno, al amor de la lumbre. Una tradición, en realidad, universal y que me atrevería a afirmar nativa de cualquier cultura. Una de esas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presentado este lunes ante el Parlamento de Israel —que le ha ovacionado más que al primer ministro, Benjamín Netanyahu— su plan para Gaza no como un bebé que acaba de echar a andar, sino como un éxito consumado que abre una “era dorada” en Oriente Próximo. En su hiperbólica y frecuentemente aplaudida intervención, Trump ha definido su plan —que ha hecho posible el canje de los últimos 20 rehenes israelíes vivos por la excarcelación de cerca de 2.000 presos palestinos— como “un triunfo increíble para Israel y para el mundo” que “se recordará como el momento en que todo cambió a mejor”. “Esto no es solo el fin de una guerra, sino el fin de una era de terror y muerte y el comienzo de una era de fe, esperanza y de Dios”, ha resumido.
La interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es un servicio dentro de la cartera del Sistema Nacional de Salud y, como en cualquier otro, no existen registros de profesionales dispuestos a prestarlo. El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha propuesto crearlos, en lugar del de objetores de conciencia. Esto no solo choca con la ley en vigor y con lo que sucede con la eutanasia, sino con lo que aprobaron y están haciendo la mayoría de las comunidades del PP.
¿Guerra política o rabieta por quedarse sin chocolate caliente gratis? Algunos usuarios del Reino Unido han trasladado estos días a las redes sociales su enfado ante la nueva medida del Gobierno para intentar poner freno a la epidemia de obesidad infantil.
Rebeca Carranco
Berta Vila y Álvaro González
Berta Vila, Álvaro González y María Page
Eduardo Ortiz, Julia Jiménez, Berta Vila y Álvaro González
Maite Lizundia, Lucía González y Alicia Merino
Ana Fernández
Carlos Muñoz
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso rectifica y rebaja la pena a los estudiantes por atentar contra la libertad de expresión de un millón de euros a 300.000 euros en el borrador de la ley de educación superior (LESUC) que prepara. Por contra, se mantiene la condena de hasta 15.000 euros por poner una pancarta o la “falta de decoro institucional” y hasta 100.000 por participar en escraches o manifestarse sin autorización (en realidad no hay que pedir permiso, es un derecho fundamental garantizado en la Constitución).