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Una cadena de mensajes ha circulado en redes sembrando recelos sobre la privacidad en WhatsApp. Según la alerta, si no se desactiva la configuración avanzada de privacidad en los chats grupales, los sistemas de inteligencia artificial (IA) de Meta “podrían acceder a todos los mensajes”. Pero la realidad es más simple: la plataforma de mensajería más popular del mundo no usará tus conversaciones privadas para ese fin. Esta opción pretende funcionar precisamente en el sentido contrario.
El mundo gira hacia la crueldad como política de Estado, pero hay personas, estrellas pequeñas en la galaxia de los nuevos astros, que siguen manteniendo la bandera de la tolerancia hacia los vulnerables. Por el bien de todos. Una de ellas es Isabel Rey, madrileña de 54 años, docente vocacional y directora del vasto programa educativo y social de la Fundación Montemadrid, cuyas Escuelas Infantiles acaban de recibir el Premio Nacional de Discapacidad Reina Letizia.
En el conocimiento popular está muy establecido que el hombre es el único animal capaz de utilizar el fuego. Es cierto que hay bastante consenso en que el Homo erectus fue el primer antepasado del ser humano que empezó a utilizarlo, pero era fuego que se producía de forma accidental y su talento era mantenerlo encendido más que saber encenderlo. No fue hasta el Homo heidelbergensis, milenios después, que el hombre aprendió cómo iniciar un fuego a voluntad. Sin embargo, existen muchos organismos que han utilizado el fuego para conseguir algún tipo de provecho.
— Antropólogos como Richard Wrangham sostienen que lo importante del dominio del fuego por parte del hombre no fue tanto el inicio de la tecnología, sino aprender a cocinar. Probablemente el hombre probó por primera vez la carne asada carroñeando los restos de un incendio forestal fortuito y así fue como empezaron a cocinar. Esto permitió aprovechar mejor los nutrientes de los alimentos y proporcionó un extra de energía que facilitó el proceso de encefalización. Así que lo que verdaderamente nos hace humanos no es saber construir ordenadores ni aviones, sino saber preparar un churrasco.