Home Investigacion en Intelligencia Artificial y Desarrollo de Algoritmos Desarrollo de Energia Nuclear y Avances en Fisica Nuclear Innovacion en Tecnología de Vanguardia
Lurra en euskera es tierra y hodei, nube. Está claro que la naturaleza es su principal fuente de inspiración, en todos los sentidos, y que tienen familia vasca. Araí Zanguitu y Mikel Muñoz de Hodei Studio –nombre bajo el que crean infusiones, manteles, cerámica o lámparas– buscaban un campo de olivos para instalar su base creativa. “Vimos muchas fincas, nos enamoramos de varias, casi compramos una, vino la pandemia, nos asustamos y después del susto llegó la calma y la certeza de que esto era lo que realmente queríamos en la vida”, recuerda Araí. Retomaron la aventura y un día de 2020, tapada por un gran algarrobo, encontraron esta joya escondida, una pequeña construcción de piedra típica del patrimonio arquitectónico rural de la zona, el Baix Ebre, que tradicionalmente se usaba para guardar herramientas o para el ocio familiar.
Hace dos años y medio que ChatGPT irrumpió en la sociedad y comenzó formar parte del día a día de cada vez más personas. La herramienta de OpenAI ―que ya coexiste con otras como Copilot o Gemini― disparó la carrera por la inteligencia artificial (IA) generativa y ha deslumbrado a profesionales en la materia y a usuarios comunes. Y uno de los sectores donde el chatbot parece haberse vuelto indispensable es en la educación superior. Su uso se ha extendido entre el alumnado universitario y, aunque un posible abuso preocupa al profesorado, también abre una puerta a nuevas formas de enseñar y aprender: desde plataformas que adaptan sus contenidos al ritmo del estudiante o sistemas automatizados de evaluación, a análisis predictivos del rendimiento académico y los asistentes virtuales.
En este nuevo episodio de #GeneraciónIA, Pronto seremos iguales, la periodista TIC Xantal Llavina reflexiona sobre estas cuestiones en compañía de Pilar Rojas Caja, sénior culture diversity and employee experience manager de Repsol, y Manel Martorana Díaz, head of digital technology Spain de NTT DATA.
Si somos lo que comemos, ¿qué pensaríamos de alguien que combina los mejillones en escabeche con el kétchup? Antes de dejarnos llevar por las primeras impresiones, démosle una oportunidad. Pensemos: ¿dónde tira la lata y el bote? Porque aunque sea una persona de paladar dudoso quizá estemos ante alguien que sí tiene claro que al cubo amarillo no va el plástico, así como generalidad, sino que se depositan envases de plástico, de metal, briks... El único sitio, quizá, donde podemos entender que los mejillones escabechados pueden convivir con el bote de kétchup. Tanto la lata como el bote en el que se comercializan deben tirarse en el contenedor amarillo para su correcto reciclaje. Los materiales con los que se fabrican no tienen nada que ver, cierto, pero en la planta de separación se encargan de clasificar los residuos según su tipología. Una vez seleccionados, se mandan a las plantas de reciclaje, donde se convertirán en materia prima con la que fabricar otros envases.