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Cuando Antonio Martínez se enteró de que Paul McCartney había estado de incógnito en su pueblo —Villajoyosa, Alicante—, era demasiado pequeño para que aquello le impresionara. Lo supo viendo un álbum de recortes que su hermana mayor, fan de los Beatles, iba confeccionando. Antonio no le dio mayor importancia a aquel asunto: los Beatles eran una constante en su casa porque Juana ponía su música y hablaba de ellos todo el rato. Fue años después, siendo adolescente, cuando descubrió al grupo. “Yo escuchaba a Depeche Mode, Michael Jackson, Madonna, cosas de ese momento. Y un día, revisando discos viejos, me dio por poner Revolver y Rubber Soul y terminé enganchado a ellos”.
Es como si la vida se hubiera evaporado en Villanueva de la Jara. La bandera de España ondea a media asta en una desierta plaza mayor desde el pasado domingo, cuando este pueblo de la Manchuela Conquense ―2.500 habitantes― perdió a tres de sus niños. Eran los hijos de Bogdan y Noemi: la mayor, de cuatro años, el siguiente, de dos, y el más pequeño, de apenas ocho meses. En la N-310, en el término municipal de Sisante, el coche en el que viajaban chocó brutalmente contra otro en el que viajaban cuatro adultos, dos de los cuales fallecieron. Los pequeños murieron al instante. Los padres están internados en el hospital de Villarrobledo. Y el pueblo, que estaba a punto de empezar una semana cultural como antesala de sus fiestas patronales, llora a sus niños. El luto ha sido declarado por tres días. Este martes la familia iba a emprender un viaje en coche hasta Rumania, el país en el que nacieron los padres.
La sentencia contra Álvaro Uribe dictada el lunes por la justicia colombiana cierra, al menos por el momento, una causa de enorme trascendencia política después de casi 13 años de investigaciones. El expresidente del país andino, uno de los líderes más prominentes de las últimas décadas en América Latina, fue declarado culpable de los delitos de soborno de testigos en actuación penal y fraude procesal. Detrás de los cargos que desembocaron en la condena, sin embargo, hubo siempre otra sombra: los nexos con grupos paramilitares. Según el fallo, el exmandatario, de 73 años, instruyó a su abogado para que prometiera beneficios judiciales a distintas personas —entre ellas el exparamilitar Juan Guillermo Monsalve— para que testificaran en contra del veterano político de izquierdas Iván Cepeda. La acusación pública de este senador —que en 2012, durante una intervención parlamentaria, presentó testimonios de presos que vinculaban a Uribe y a su hermano con grupos armados ilegales— fue precisamente la espita de todo el proceso.
Hay numerosos estudios que miden los niveles de satisfacción de los ciudadanos con las instituciones públicas, sirviéndose de determinados indicadores. Uno de los más destacados es la valoración de la integridad de los servidores públicos. Estos niveles de satisfacción miden la calidad de nuestra convivencia democrática como expresión de la voluntad del pueblo español, según proclama el preámbulo de la Constitución. Esa voluntad se expresa electoralmente. Cuanta mayor sea la satisfacción, mayor será la confianza, mayor el afecto a los respectivos ideales, símbolos y líderes, y, finalmente, la fidelidad electoral.
Cuando entro en la consulta de un médico o en el despacho de un abogado y me encuentro paredes forradas de títulos académicos, me pregunto si ante mí se despliega un origami de transparencia y credibilidad o una manifestación patológica de narcisismo y complejo de inferioridad. Mi demonio interior me susurra: alguien que necesita recordarse a sí mismo y al mundo que va sobrado de credenciales a lo mejor sufre un caso agudo de síndrome del impostor. La profesionalidad se demuestra en la actitud, y nadie quiere que el cirujano que le opera se replantee su valía mientras hurga en su costillar. A los mejores en su oficio no les importa si les llaman doctor o les tutean.
Las prácticas de los grandes tenedores de vivienda ya se asemejan al modus operandi que usan los fondos buitre para vaciar edificios enteros, según denuncian inquilinos de tres bloques de pisos de tres zonas distintas de Madrid que tienen algo en común: son propiedad de la misma familia de rentistas, los Campos Cebrián González-Ruano, que tienen otros cinco inmuebles enteros en la capital. Los vecinos no se conocen entre sí, al menos hasta ahora. Unos viven en la calle de General Lacy 22 (Arganzuela), otros en Modesto Lafuente 8 (Chamberí) y, otros, en Mesón de Paredes 88 (Lavapiés), pero todos tienen algo en común: una misma familia propietaria de los tres edificios y todos coinciden en cómo ha sido el proceder de la propiedad para echarlos de sus casas: burofaxes de fin de contrato, hostigamiento, cambio de suministros sin avisar, desperfectos y humedades que no se arreglan y presencia de mediadores para empujarlos a la casilla de salida, es decir, “puro acoso inmobiliario”.
El mestizaje de géneros y el lenguaje más literario se alían para crear biografías noveladas. Más de una docena escritores de España y América Latina han desacralizado en los últimos años el género biográfico canónico para recrear o novelar sin faltar a la verdad. Lo hacen “con herramientas más propias de la ficción, pero sin inventar cosas, para extraer aspectos significativos de estas vidas que las vidas no cuentan por sí mismas”, explica Juan Gabriel Vásquez, autor de Los nombres de Feliza (Alfaguara), sobre la artista colombiana Feliza Bursztyn, que “murió de tristeza”, según Gabriel García Márquez.
Como ocurre en otras regiones del mundo, África cobra impuestos al consumo de tabaco, alcohol y bebidas azucaradas. Pero no lo hace al nivel que podría y debería para ajustar las cuentas de sus sistemas de salud ni para reducir su consumo. Subir los tributos de estos productos sería no solo un salvavidas contra las enfermedades no transmisibles ―como la obesidad, la hipertensión y la diabetes― que azotan el continente, sino que sería un alivio financiero en tiempos de recortes de hasta un 70% de la ayuda oficial al desarrollo. Además, permitiría reducir la carga que generan al sistema sanitario las enfermedades prevenibles que se derivan de estos consumos. Este es el llamado que han hecho la ONG Vital Strategies, el centro de investigación Economics for Health y la unidad investigativa en economía de la Universidad de Capetown en su informe El futuro de la financiación sanitaria en África: el papel de los impuestos a la salud, publicado este martes.
Si el ladrillo es el material de construcción que caracteriza a la costa levantina, el hormigón lo fue en el litoral occidental de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. En lugar de bloques de apartamentos, allí se construyeron búnkeres y otras estructuras militares. Su geolocalización es un guiño a la belleza, aunque lo fuese de manera circunstancial. Lo que buscaron sus constructores alemanes, que antes fueron ocupadores, fueron ubicaciones estratégicas y no bonitas. El denominado Muro Atlántico era un sistema defensivo costero y discontinuo que mandó construir Adolf Hitler en 1942 para repeler los posibles ataques desde el mar y el aire del bando aliado y que se extendía desde Hendaya, en el País Vasco francés, hasta casi el Círculo Polar Ártico, al norte de Noruega.
Guía práctica con sitios donde dormir
En verano, que es cuando se celebra el aniversario del Desembarco de Normandía, una buena opción es hacerlo en los numerosos y buenos campings que hay a lo largo de toda la costa atlántica francesa, sobre todo en el País Vasco francés, Las Landas y Bretaña. Campings dotados con bungalós, parcelas para estacionar caravana, autocaravana y/o montar una tienda de campaña. Cuentan con supermercados, instalaciones deportivas, piscinas, barbacoas, etc. Los hay junto a la playa y otros algo más retirados. Todos en bonitos entornos naturales.
En Hendaya, Camping Ametza.
En Bidart, Camping Ilbarritz.
En Anglet, Camping Bela Basque.
En Mézo, Las Landas, Camping Le Village Tropical Sen Yan Mézos.
En Fouesnant, Bretaña, Camping L’Atlantique.
En la ciudad de Bayeux, en Normandía, un buen sitio en el que alojarse es el Hôtel Reine Mathilde, con habitaciones tipo buhardillas.