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El baloncesto femenino pedía a gritos una rivalidad de ese calibre. Caitlin Clark contra Paige Bueckers, la reina de Iowa contra la princesa de Minnesota. Dos mujeres blancas de la misma edad y estatura que comparten posición en la cancha y batieron plusmarcas de éxito precoz en el baloncesto universitario antes de dar el salto a la WNBA, la mejor liga del planeta. Clark fue la número uno en el draft de abril de 2024 y fue a parar a Indiana Fever, una franquicia en horas bajas a la que clasificó para los playoffs por primera vez en 10 años. Bueckers, tras romperse el ligamento cruzado y pasar año y medio en el dique seco, entre 2022 y 2023, fue número uno de abril de 2025 y aterrizó en Dallas Wings, un equipo sencillamente desastroso al que, gracias a ella, se le empieza a intuir un futuro brillante.
En estas fechas, la bombera forestal Sara Gutiérrez (Las Palmas de Gran Canaria, 40 años) pasa la mayoría del tiempo esperando al fuego. Esta licenciada en Ciencias Ambientales, y brigadista antiincendios en el Cabildo de Gran Canaria, tiene que estar dos días a la semana de guardia en la base 12 horas en horario diurno y dos días localizable, luego libra y vuelve a empezar de noche. Buena parte de su trabajo consiste en entrenar y prepararse para cuando salta el aviso de incendio en la emisora.
El 29 de julio de 2000, hace 25 años, Juan María Jáuregui, ex gobernador civil de Gipuzkoa y socialista, fue asesinado por ETA en su campaña criminal de “socialización del sufrimiento”. Pero apenas se conoce que, solo cinco años antes, él y su esposa, Maixabel Lasa, sobrevivieron a un atentado de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) y dos décadas antes fue encarcelado dos veces por la dictadura franquista. Ignacio Latierro, cofundador de la librería donostiarra Lagun y exmilitante del Partido Comunista de Euskadi con Jáuregui, atribuye esta singularidad a “su firme defensa del Estado de derecho frente al franquismo, al terrorismo y a la razón de Estado que esgrimían los GAL”. Maixabel Lasa, su viuda, exdirectora de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, recalca el compromiso político y cívico de su marido, asesinado a los 48 años. “Defendió los derechos humanos por encima de intereses partidistas y personales. Fue un político atípico. Vivió de su profesión. Además de concejal socialista en Tolosa [Gipuzkoa], su único cargo público fue gobernador civil durante dos años y lo utilizó para resolver problemas de la gente”.
El fiasco de las adjudicaciones de plazas docentes vivido por el Departamento de Educación de la Generalitat ha desviado el foco del verdadero problema que tiene el sistema educativo de Cataluña, que no es otro que el que vienen ilustrando últimamente evaluaciones como las pruebas PISA o las “evaluaciones de final de etapa”. En triste defensa de la consejera Esther Niubó, cabe recordar que no es la primera vez que el caos organizativo golpea a la administración catalana cuando maneja grandes números: en 2023 la misma Generalitat reconoció “incidencias muy graves” en las oposiciones convocadas para estabilizar a su personal, en las cuales 13.581 aspirantes se disputaban 1.825 plazas.
Hasta una hora. Es el tiempo que ha estado parado este lunes todo el servicio de Rodalies de Cataluña por una avería en la estación de Sants. No es la primera vez que pasa. Hasta tres veces este año, por el apagón y por un temporal, Renfe tuvo que paralizar todas las líneas de corta distancia. Óscar, uno de los miles de afectados por la incidencia de este lunes, pidió prestado el móvil del vecino de asiento para avisar que no llegaría a tiempo a casa. Con 16 años, su móvil no tenía batería y su familia no podía localizarle.
El mal ciclo electoral por el que ha pasado Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) comienza a verse reflejado su libro de cuentas. El partido ha presentado, como le obliga la ley, su balance al Tribunal de Cuentas y a la Sindicatura de Comptes y la fotografía que deja es la de una formación que se deja 1,7 millones de euros menos en ingresos con respecto a 2023. La diferencia proviene de la variación de subvenciones de las instituciones donde tiene representación. El ejercicio pasado, sin embargo, no recoge el impacto de perder el Govern: la tardanza de Salvador Illa en alistar su Ejecutivo, el año pasado, le permitió a los republicanos alargar la recaudación de la cuota extra que paga cada alto cargo. El resultado del ejercicio fue de 428.875 euros; desde 2021, ERC no mostraba números verdes.
El tiempo pasaba, pero la página seguía en blanco. “A ver si escribes algo”, le espetó la maestra. Había dado a la clase tres opciones entre las que elegir, y añadido incluso una cuarta: redacción libre. Aun así, aquel chiquillo no avanzaba. “Era un poco desgraciado”, reconoce Sergio Ruzzier, que tenía entonces nueve años. Ese día, para más inri, dice que se encontraba “especialmente lento”. Hasta que tuvo una ocurrencia: “¿Puedo hacer un cómic?”. En un colegio de mediados de los setenta ―y probablemente hoy―, la negativa estaba cantada. Salvo para la señora Santarelli: “Si lo haces seriamente”.
Los mercados han sido, históricamente, territorios ambivalentes. Pueden proveer bienes, en todos los sentidos de la palabra, o facilitar el tráfico de productos que conllevan dolor, e incluso de mercancías humanas. Rodeando la desembocadura del río Senegal en el Atlántico, en la ciudad Saint Louis —que fue capital imperial de toda el África occidental francófona, hasta 1902— los mercados abrían sus puertas y, de allí, salían viajes transatlánticos con materias primas indispensables al otro lado del mar, y también personas esclavizadas. “Con ellas iba la mano de obra y el conocimiento de cómo cultivar arroz en los pantanos; también la música”, advierte Birame Seck, responsable artístico del Saint Louis Jazz Festival, que celebró su 33º edición, del 28 de mayo al 1 de junio.
En El asesinato del profesor Schlick, el filósofo y divulgador David Edmonds cuenta la historia del Círculo de Viena. Los pensadores que formaban parte del grupo, asociados al empirismo o positivismo lógico, se reunían en la ciudad austriaca en los años veinte y treinta del siglo pasado. Eran muy distintos y a veces ni se llevaban bien, pero compartían algunos objetivos. Entre ellos, estaba que la filosofía estuviera al servicio de la ciencia y se alejara de la metafísica, y de sus afirmaciones imposibles de verificar y, por tanto, carentes de sentido.
La escultura es eso con lo que nos tropezamos cuando damos unos pasos atrás para ver mejor una pintura: hay que reconocer que la maldad famosa, supuestamente dicha por el pintor Barnett Newman en los sesenta, es divertida. Pero también atrabiliaria. Y como cualquier frivolidad, delata una ansiedad: la de un reinado de hombres pintores, muy hombres y muy pintores, que por esos años llegaba a su fin. Justo entonces el trabajo de Eva Hesse, de Carol Rama o de Louise Bourgeois, más o menos secreto por aquellos años, estaba ampliando los límites de la escultura y emborronando la divisoria con la pintura; y faltaban pocos años para que Rosalind Krauss expandiese el campo de la disciplina hasta hacerlo felizmente inabarcable. Las preguntas de aquella generación, por otra parte, siguen siendo en 2025 las mismas: ¿Qué es la escultura? ¿Dónde empieza y dónde acaba? ¿Con qué se hace? ¿Para qué?