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Ante el espectador, estático, pasean veloces, en un visto y no visto, los deportistas su talento, su fugacidad juvenil, y de ellos, reemplazados por otros más jóvenes, no quedará ni la memoria, unos números como mucho, unas hazañas selectas que solo recordarán los más locos. Hacia ese olvido de los otros acelera Romain Bardet en la última cuesta del día, la de Nonette, a 20 kilómetros de la meta. El pelotón, sus jefes, Vingegaard, Pogačar, al frente, le ceden el escenario para una pequeña reverencia de 10 kilómetros que enloquece a la afición entregada, es su tierra, antes de que los avariciosos equipos de sprinters asuman el mando. En la cuenta atrás del final de su carrera, seis días no más para acabarla, Bardet estará el martes en su pueblo, Brioude, aire volcánico del Put de Dôme no muy lejano, de donde partirá la tercera etapa de la Dauphiné, tras la victoria del italiano Jonathan Milan al sprint en Issoire, en el parque volcánico en el que en el Tour de 2023 se había impuesto Pello Bilbao en fuga.
Isabel Coixet lleva más de 30 años presentando su trabajo artístico —26 películas— en todas partes del mundo. De Venecia a Berlín, pasando por Cannes o Barcelona. Pero este lunes ha cambiado las salas de cine que frecuenta por un museo, el Thyssen de Madrid. La ha acompañado Guillermo Solana, director artístico de la pinacoteca, para presentar, con cuidado de no hacer ningún “spoiler”, el “trabajo secreto de Isabel Coixet”. No se trata de ninguna película, es una serie de collages que la autora de La vida secreta de las palabras, o Mi vida sin ti, ha creado durante más de una década y que ahora el museo presenta por primera vez al público en una muestra enmarcada en PHotoEspaña 2025. “Son todos [collages] muy intrigantes y sabiendo de quién son se multiplica la intriga: queremos saber qué relación tienen con sus películas”, resume Solana, el atractivo principal de la exposición, titulada Aprendizaje en la desobediencia, abierta hasta el 14 de septiembre.
A las 14.00, el cura, con guantes y de espaldas a los fieles, de cara a Dios (según matizaría la estricta tradición), comienza su misa, íntegra en latín. La liturgia, en la catedral de Chartres, una maravilla del gótico, a 100 kilómetros de París, constituye el máximo esplendor del rito tridentino, santo grial del tradicionalismo católico. Casi nadie entiende una palabra, pero da igual; hay un misal con la traducción para el millar de personas que puede asistir a la celebración dentro del templo. Y, sobre todo, se trata de una reivindicación monumental de una rama marginada en la Iglesia moderna que cada año aumenta su apoyo, al calor del auge del conservadurismo en diferentes rincones del mundo, y culmina aquí, bajo la inquieta mirada del Vaticano. Se trata de una peregrinación de tres días cuyo número de seguidores crece en cada edición.
¿Y ahora, qué? La pregunta recorre al PP después de haber elevado al máximo la tensión con el Gobierno en los últimos días, marcados por el choque total en la Conferencia de Presidentes y por la manifestación en Madrid para reclamar a Pedro Sánchez la convocatoria anticipada de elecciones. El presidente del Gobierno ha dejado claro que no se va a ir y que su intención es alargar la legislatura hasta 2027 y, después de llevar a ebullición la olla a presión de la política española, la dirección del PP admite que Sánchez va a aguantar. La cúpula del Partido Popular reconoce también la “frustración” en el electorado de la derecha porque el partido no puede desalojar al presidente socialista del poder. En paralelo, Génova sortea el choque con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ya ha movido ficha abriendo el debate estratégico ante el próximo congreso de los populares, pese al malestar que sus últimos movimientos han provocado de puertas adentro.
Sinkex y Dédalo. Así se llaman los dos ejercicios en los que va a participar la princesa Leonor en cuanto se embarque en Canarias en la fragata Blas de Lezo, el próximo 14 de junio. La guardiamarina Borbón Ortiz pasará 20 días en este buque de guerra perfeccionando los conocimientos navales en escenarios de conflicto de alta intensidad en la que ya es su fase final de formación con la Armada, que inició el pasado verano con su ingreso en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) y continuó con el crucero de instrucción a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano.