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La política española cambia en un instante. En apenas 20 días, el PP ha transitado de la euforia al mal sabor de boca. “Es como si nos hubieran empatado en el último minuto del partido”, lo describe un presidente autonómico del PP. Los populares vivieron exultantes el congreso del partido de principios de julio, marcado por el caso Cerdán y la renuncia del dirigente socialista Paco Salazar por acusaciones de acoso a mujeres, pero solo unas semanas después los conservadores ya no se sienten tan pletóricos. “Nos hemos quedado todos un poco fríos con el caso Montoro y la dimisión de Noelia Núñez”, admite un barón popular sobre los dos escándalos que han impactado a finales de mes en el PP rompiendo su estrategia.
Paula Vega se viralizó en internet en 2023 cuando decidió pasar su luna de miel en Roma para visitar al papa Francisco junto a su marido. Acudieron a la cita vestidos de novios y con el certificado matrimonial. “Queríamos recibir su bendición. Le comenté que era misionera digital y me dijo que le diese caña al asunto”, cuenta. Esta malagueña de 30 años redescubrió su fe hace casi una década y ahora divulga contenido religioso en Instagram, donde acumula más de 56.000 seguidores. Ya prepara las maletas para volver al Vaticano. Por primera vez en la historia, se celebra un Jubileo con mil influencers católicos de 46 países en un Año Santo que pone el foco en el entorno virtual. “La Iglesia se dio cuenta que los jóvenes no están en las parroquias, aunque sí en las redes. Somos la puerta de entrada a la fe. Tenemos el mejor mensaje del mundo, pero hay que saber venderlo”, dice.
Verás caballos desbocados derribar todas las barreras a su paso, verás bípedos que se jactan de ser imparables. Aseveran las teorías, escritas en el manso papel, que los mercados son capaces de regularse, que los líderes mantienen la cabeza fría, que el poder se modera en su propio ejercicio, que sigilosos límites detienen los peores atropellos. Sin embargo ciertos negocios e intereses se vuelven tan gigantescos que ninguna resistencia parece capaz de frenarlos. Galopan con un viento de intimidación y dominio acariciándoles las crines. Un decepcionado Tucídides escribió: “Por necesidad de su naturaleza los seres humanos dominan tanto como su poder les permite”. El autocontrol de los ávidos es una criatura de ficción.
España ha superado en junio los 22 millones de trabajadores ocupados. Algunos minimizan o desprecian este dato. ¿Acaso 22,27 millones son pocos?
Nada ni nadie había conseguido poner límites a la voracidad de Trump, cuyo prestigio entre los suyos permanecía incólume. Hasta que hizo su aparición la respuesta de la Casa Blanca al caso Epstein, que está teniendo el efecto de la criptonita frente a la invulnerabilidad del personaje. Los detalles son de sobra conocidos. Basta recordar aquí cómo el presidente fue el primero en excitar a sus bases con fantasías conspiratorias sobre las tramas ocultas del deep-state o redes pedófilas integradas supuestamente por destacados miembros de las tan denigradas élites. El caso del suicidado Epstein contenía todos los ingredientes para convertirse en el receptor ideal de todas las sospechas; fue juzgado y condenado, su culpabilidad fue más que demostrada, pero faltaba desvelar lo más jugoso, los nombres de quienes se beneficiaban de sus correrías y sus conexiones con la élite del poder, aquello que el propio Trump prometió sacar a la luz. Ahora cunde la frustración entre una parte considerable de sus huestes después de que la Casa Blanca anunciara que los Epstein files son un bulo.
Hay una España que se abarrota en verano, a la que se desplazan millones de personas de otras zonas del país y otros 42 millones de turistas extranjeros, según las previsiones del Ministerio de Turismo. Hay otra que, consecuentemente, se vacía. Son muchos municipios del interior, en los que decae la actividad hasta tal punto que cuesta acceder a ciertos servicios. A la vez, en los que bajan las revoluciones y en los que crecen, hay sectores que se desploman, como la justicia o la educación. Es la España que cierra por vacaciones.
Durante décadas, las ciudades han domesticado la naturaleza a través de pavimento y asfalto, dejando un espacio reducido a árboles, plantas y biodiversidad. La emergencia climática obliga a replantear esta relación y apostar por las infraestructuras verdes urbanas: elementos naturales interconectados que ayudan a mitigar las temperaturas extremas. Para impulsarlos, los expertos apuestan por reverdecer las urbes siguiendo la regla del 3-30-300, sustituir pavimento y asfalto por suelos porosos que retengan agua, usar los solares vacíos para plantar árboles, impulsar los refugios climáticos y apostar por tejados verdes en los edificios públicos.
Vanessa Hernández gestiona un puesto de “reposteria creativa” en el mercado municipal de Catarroja (Valencia). Desde pequeña tiene miopía, pero hace unos meses empezó a notar “como una niebla” en la visión. “Pensé que era la edad o presbicia. Para mi sorpresa, eran cataratas. A los 50 años, me han tenido que operar los dos ojos”, cuenta. Ricardo Mora tiene 55, vive en la vecina localidad de Torrent, es camionero y en octubre pasado notó que había dejado de ver con nitidez. “Fui al médico y me diagnosticó cataratas. De la operación, salí como nuevo. Yo llevaba gafas de toda la vida por astigmatismo, pero aprovecharon y me lo arreglaron todo, así que me he olvidado de ellas”, celebra. Ana Fort, de 63 años y residente en Dénia, recibió en abril un pelotazo en el pómulo izquierdo mientras jugaba a pádel. “No le di mucha importancia, pero dos días más tarde con ese ojo solo veía luces y sombras”, explica. Hace tres semanas, fue operada de una catarata causada por el golpe.
Ricard Ustrell i “esclata Twitter” —o ara X— són conceptes pràcticament sinònims a Catalunya. Un d’aquests moments es remunta al novembre del 2020. Eleccions als EUA i ell, juntament amb la periodista Cristina Solías, entraven en directe al Planta Baixa de TV3, programa que ell conduïa. Cafè per emportar a la mà, la Casa Blanca de fons, ell vestit amb una jaqueta d’una marca noruega famosa... Tant era el que deien. L’estètica preppy-pija va incendiar unes xarxes generoses en etiquetes lapidàries: ambiciós, frívol, egòlatra... Adjectius que van de bracet amb els que el defineixen com un iconoclasta de la professió, elogien la seva precocitat o el destaquen com un emprenedor pròsper.