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El apartamento de Philip Kitcher (Londres, 78 años) está frente a Riverside Park, en Nueva York, y a través del amplio ventanal del salón no solo entra un torrencial de luz, sino, además, mucho verde. El filósofo británico vive en este edificio noble del Upper West Side desde que hace 25 años empezara a trabajar en la Universidad de Columbia. Desde 2020, Kitcher es titular emérito de la cátedra John Dewey—se jubiló, dice, “para dejar espacio a otros”—, pero asegura que seguirá escribiendo e investigando. Una buena noticia, teniendo en cuenta que su obra es clave para repensar la naturaleza humana y el progreso colectivo.
Aló Comidista es un consultorio en el que vale todo: dudas culinarias, enigmas gastronómicos, problemas psicológicos, cuestiones metafísicas y dramas de la vida contemporánea. Solo tenéis que enviarme un correo a elcomidista@gmail.com, y responderé a vuestras preocupaciones / tonterías el primer viernes de cada mes (salvo festivos, puentes, periodos vacacionales, enfermedad grave o fallecimiento).
El 95% de esa cerveza que disfrutamos en una terracita al sol es agua. En este Día Mundial del Medio Ambiente 2025, a nadie se le escapa la importancia de un recurso tan precioso como el agua, la necesidad imperiosa de cuidarla. Heineken España ha convertido ese objetivo, su protección, en un propósito primordial de la empresa; tanto, que solo en 2024 ha logrado retornar a las cuencas hidrográficas más agua de la que contienen todas las cervezas y sidras que fabrican al año: unos 2.200 millones de litros, el equivalente a unas 900 piscinas olímpicas. ¿Y en qué se traduce la abstracción de tan enorme cifra? En algo muy tangible: en la recuperación, gracias a sus actuaciones, de humedales que son patrimonio natural español como los de Doñana (Huelva), el Jarama (Madrid) y la Albufera (Valencia).
Un tapir malayo abre tímidamente los ojos. Lo que ve a su alrededor es una selva tropical del sudeste asiático. Pero, aunque no lo sepa, se encuentra en Fuengirola (Málaga), a más de 11.000 kilómetros de Malasia, en un Bioparc que no solamente está contribuyendo a la recuperación de su especie, con menos de 2.500 ejemplares en su hábitat y seriamente amenazada; el centro ofrece a los visitantes la oportunidad de asomarse al corazón de los ecosistemas más salvajes del planeta sin salir de España.