Home Investigacion en Intelligencia Artificial y Desarrollo de Algoritmos Desarrollo de Energia Nuclear y Avances en Fisica Nuclear Innovacion en Tecnología de Vanguardia
Vista desde fuera, la guerra de Donald Trump contra las universidades de élite es difícil de justificar. Harvard, Columbia o Princeton, por nombrar solo a tres de las amenazadas, son pilares fundamentales de la hegemonía estadounidense, cuyo poderío económico no sería el mismo sin el atractivo que estos centros de investigación ejercen sobre los mejores talentos del mundo. Visto desde dentro, la cosa cambia. En una encuesta que el National Opinion Research Center y la agencia Associated Press divulgaron en mayo, solo un 45% de los estadounidenses decía estar en contra de la decisión de Trump de retirarles fondos a las universidades de la Ivy League que no pusieran fin a sus programas de inclusión de minorías. Entre los votantes republicanos, el porcentaje era aún más preocupante: solo un 22% rechazaba la cruzada de Trump contra las universidades.
La dermatóloga Susana Puig (Barcelona, 60 años) está pasando un duelo. Por cosa buena, en este caso, pero un duelo a fin de cuentas. Esta médica, jefa de Dermatología del Hospital Clínic, acaba de ser nombrada directora del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps), la institución científica adscrita al hospital barcelonés. Está contenta, con ganas de afrontar el reto, pero el nuevo cargo le absorberá el grueso de su tiempo a partir de ahora y, aparte de abandonar el mando del servicio médico, tendrá que reducir la atención directa a sus pacientes. Y eso le va a costar, admite. “Para mí la relación médico paciente es fundamental. Llevo familias con melanoma familiar en las que incluí al primer paciente durante mi tesis doctoral, en los años noventa. Una de las cosas positivas de esta profesión es la relación con las personas y poder ayudarlas, el vínculo con los pacientes”, explica.
En la descripción del álbum Rumba Congo (1973), subido a YouTube, aparece toda la historia del grupo que lo grabó. La banda se llama Concubanas. Se creó en La Habana en 1971 y tocaban una fusión única de música cubana y congolesa. Se separaron en 1992, no sin antes dejar un sinfín de perlas musicales. Ya después, al final de la descripción, se dice que es una banda ficticia. Un eufemismo para señalar que la música del vídeo se ha generado con IA.
En estos días en los que la primavera se encuentra ya entre nosotros, muchos de mis antiguos oyentes recordarán cómo solía unirme al coro de aves para sumergirme en el canto primaveral y descubrir su influencia en la música. Hoy, alejado ya de las ondas radiofónicas, manifiesto, por medio de estas notas, mi admiración hacia las aves y me uno a ellas entonando un sonoro elogio de los pájaros.