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Unos días antes de que el derrumbe del glaciar Birch engulliera en cuestión de segundos gran parte del pueblo de Blatten (de 300 habitantes) en los Alpes suizos el pasado 28 de mayo, el equipo del glaciólogo Olivier Gagliardini, profesor de la Universidad Grenoble Alpes, en Francia, fue consultado por sus colegas suizos si pensaban que la montaña aguantaría. “Esto fue el lunes y la respuesta fue que el glaciar iba a colapsar. No nos equivocamos mucho, colapsó el miércoles”, cuenta en una entrevista vía telefónica este científico. Esta era una catástrofe esperada y por eso se evacuó con tiempo la localidad. Sin embargo, Gagliardini asegura que desde la brutal avalancha todavía no se habla de otra cosa en su equipo de investigación, pues considera que este ha sido “un fenómeno excepcional en Europa”.
Cuando la palabra paliativos entra en una casa, todo parece derrumbarse. Lo sintió así Montse después de que su hija Andrea, que había nacido con una hipoxia que le causó una parálisis cerebral, sufriera una fuerte crisis hace dos años y medio. “Te dicen que puede fallecer y se te ponen los pelos de punta”, cuenta. Con el tiempo, una vez asimilada esta posibilidad, con un equipo con pediatras, enfermeras, psicólogas y trabajadoras sociales a su disposición las 24 horas del día, todo mejora: “Fue un cambio total. Yo dije: ‘Jolín, ¿y esta gente por qué no ha aparecido antes en mi vida?“.
Cuando las hermanas Rosa y Nieves Fernández fundaron la marca de calzado infantil Ganzitos en 2010 nunca imaginaron que terminarían por diseñar zapatos para mujer. Y no solo eso, que su firma dejaría atrás al público más joven para adentrarse de lleno y en exclusiva en el zapatero adulto. “Todo comenzó de forma espontánea. Lanzamos cuatro modelos de mujer durante el verano y la respuesta fue excepcional. En invierno ampliamos la colección con unos doce modelos más, y la demanda fue tan impresionante que, casi sin planearlo, terminamos convirtiéndonos en una zapatería especializada en calzado para mujer”, explican sobre aquel giro que comenzó en el año 2021.
Que el mercado inmobiliario sufra una escasez crónica de oferta es una realidad cada vez más palpable. Y pese a ello es probable que los precios empiecen a moderarse en un horizonte no muy lejano, o a registrar caídas, incluso si el déficit habitacional persistiera como parece probable. Estamos por tanto en plena burbuja, no de crédito sino de expectativas, y por tanto distinta a la que desató la crisis del ladrillo.
La elevación de los precios explica que la dinámica del mercado inmobiliario se sostenga cada vez más en los colectivos que apenas necesitan recurrir al crédito hipotecario. Entre éstos, además de las personas que pueden comprar una vivienda gracias a haber recibido una herencia, destacan los extranjeros no residentes: el número de operaciones de compra inmobiliaria realizadas por este grupo se incrementaron un 35% entre 2019 y 2024. Durante el mismo periodo, las compras realizadas por los extranjeros que residen en España subieron un 29%, y las de los hogares españoles un 21%.
El mundo está infestado de plásticos, atiborrado de unos materiales que contienen más de 10.000 sustancias químicas, incluidos carcinógenos y disruptores endocrinos (unos compuestos capaces de emular el efecto de las hormonas del cuerpo y afectar a la salud). Los plásticos están por todas partes, han entrado en la cadena trófica y no hay un lugar libre de ellos: en forma de diminutas partículas —micro o nanoplásticos, según su tamaño—, estos compuestos ya se han identificado, incluso, dentro del hígado, el riñón, el intestino o el cerebro humano. Se presumen nocivos, pero la comunidad científica todavía desconoce el impacto real en la salud de estos minúsculos materiales que pueblan nuestro organismo. Los expertos tienen indicios, eso sí, de que provocan daños en el ADN de las células y sospechan que pueden espolear numerosas dolencias, desde inflamatorias hasta cardiovasculares.
Vista desde fuera, la guerra de Donald Trump contra las universidades de élite es difícil de justificar. Harvard, Columbia o Princeton, por nombrar solo a tres de las amenazadas, son pilares fundamentales de la hegemonía estadounidense, cuyo poderío económico no sería el mismo sin el atractivo que estos centros de investigación ejercen sobre los mejores talentos del mundo. Visto desde dentro, la cosa cambia. En una encuesta que el National Opinion Research Center y la agencia Associated Press divulgaron en mayo, solo un 45% de los estadounidenses decía estar en contra de la decisión de Trump de retirarles fondos a las universidades de la Ivy League que no pusieran fin a sus programas de inclusión de minorías. Entre los votantes republicanos, el porcentaje era aún más preocupante: solo un 22% rechazaba la cruzada de Trump contra las universidades.