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El objetivo de la acción solidaria que impulsa la Fundación A.M.A. es ampliar los círculos de la innovación y la excelencia para que cada vez menos personas se queden fuera. Los últimos en recibir, el pasado mes de enero, la máxima ayuda que prevé el Premio Nacional Mutualista Solidario han sido los responsables del proyecto Raíces. Esta iniciativa de la Asociación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual Leve e Inteligencia Límite (ADISLI) ofrece oportunidades laborales a miembros de colectivos vulnerables que viven en municipios españoles de menos de 10.000 habitantes, contribuyendo así a garantizar su arraigo local y su plena autonomía como individuos. Raíces obtuvo la asignación máxima que prevén los premios, 12.000 euros, por decisión del jurado, compuesto por los 18 patronos de la Fundación A.M.A.
Nacida en Cubillos (comarca de la Tierra del Pan, Zamora), licenciada en Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca y con una amplia experiencia en gestión sanitaria en la provincia de Pontevedra, Ana María Pastor Julián fue elegida diputada en 2000. Su entrada en las Cortes nacionales fue el preludio de una trayectoria pública que la ha llevado a ser ministra de Sanidad y Consumo y de Fomento, así como presidenta del Congreso de los Diputados y, en la actualidad, presidenta de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional. Desde 2024, Ana Pastor es la presidenta del Grupo A.M.A., cargo al que accedió tomando el relevo de Diego Murillo, quien a su vez pasó a ser presidente de la Fundación del Grupo. El pasado mes de febrero Pastor fue invitada a incorporarse al Patronato de la Fundación de la Real Academia Nacional de Medicina, un órgano colegiado cuyas funciones consisten en impulsar la investigación y el conocimiento en el ámbito de la salud.
La crisis climática, la digitalización o la desigualdad son algunos de los desafíos que preocupan a la ciudadanía en estos momentos de incertidumbre e importantes transformaciones. Afundación, la Obra Social de Abanca, que el pasado 2024 celebró diez años de historia, contribuye a darles respuesta y ofrecer recursos mediante un marco que tiene como pilares el aprendizaje, el desarrollo sostenible y la innovación. Más de 14 millones de personas se han beneficiado de su alcance. El compromiso con la transformación digital, la promoción del principio de sostenibilidad y la implicación social son los ejes transversales en sus grandes áreas, que abarcan la educación, el bienestar de las personas mayores, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de las personas a través de la cultura.
El desarrollo sensorial y perceptivo, el fomento de la creatividad, el establecimiento de otras vías de comunicación o, simplemente, suavizar miedos y tensiones son algunos de los beneficios que ofrece la música en directo. Así lo han podido constatar los participantes en el proyecto Música a Flor de Piel, diseñado a raíz de la detección de esa necesidad específica en centros de educación especial, que se programa en Galicia, Extremadura y Madrid. Al combinar todos los sentidos, la musicoterapia está considerada una de las más eficaces intervenciones sobre la calidad de vida de las personas con discapacidad. No es la única apuesta por la integración y la mejora de su imagen social por parte de Afundación, la Obra Social de Abanca. También son quienes protagonizan Todos y Todas Contamos, taller impartido por miembros de la Fundación Igualarte con diversidad funcional e intelectual. Esta actividad, que refuerza la autoestima, el respeto y la aceptación de la diferencia, busca desde las relaciones interpersonales que se forman entre alumnos y monitores el trato de equidad hacia el que debe aspirar y tener como horizonte toda sociedad justa.
La fotografía de la población refugiada es tal y como la vemos en las crudas imágenes que muestran tan a menudo los medios de comunicación. Niños, niñas y mujeres, en su gran mayoría, caminando en busca de un lugar en el que asentarse. La mayoría de las personas refugiadas viven en países que comparten frontera con sus países de origen. Uganda, en el corazón de África, es el país del continente que más personas refugiadas acoge, con 1,8 millones de personas refugiadas y desplazadas. El 86% son mujeres, niñas y niños, y más de un tercio tiene menos de 12 años. Pero allí, quienes llegan no lo hacen solos. Cuentan con la protección y la asistencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR.
En 2024, Zimbabue enfrentó una intensa sequía causada por el fenómeno meteorológico El Niño, que desató una de las peores crisis en años, afectando gravemente la agricultura, la ganadería y el acceso a agua y alimentos. A pesar de estas dificultades, el país acoge a 23.700 personas refugiadas procedentes de la República Democrática del Congo, Mozambique, Burundi y Ruanda. Con un enfoque integrador, Zimbabue impulsa en Tongogara, uno de sus principales asentamientos, la provisión de servicios compartidos entre las comunidades locales y refugiadas, buscando así fortalecer la convivencia y el bienestar de todos.
Allí, Fundación Occident apoya a ACNUR para mejorar el acceso a la educación con el programa Primary Impact. Éste lucha contra el abandono escolar y por la igualdad de género, mediante la escolarización, la capacitación de los docentes, la mejora de las infraestructuras y el apoyo psicosocial a los niños y niñas refugiadas.
La combinación entre el propósito de cada fundación y la experiencia de ACNUR sobre el terreno genera un impacto transformador. Como dice Jorge Olague, “implicarse directamente en un proyecto permite estar cerca de las comunidades, detectar necesidades reales, adaptar las soluciones y actuar con rapidez y eficacia”.
Si hay un testigo incansable de la evolución del Hotel Palace de Madrid, ese es Neptuno. El dios del mar y los océanos, alzado en medio de la fuente a la que da nombre desde 1786, lleva los últimos 113 años con la mirada puesta en el monumental alojamiento, ajeno en su quietud a todo el ajetreo que se vive dentro. “El Palace es una ciudad en sí, en la que todos los días, a todas horas, pasan muchas cosas y tiene que estar preparado para todo”, lo define Miguel Díaz (Madrid, 39 años), arquitecto del estudio Ruiz Larrea y director del último proyecto de rehabilitación del hotel, que se inauguró oficialmente como parte de la cartera The Luxury Collection de Marriott el pasado marzo.
La cara y la cruz de la vida de Barbara Rey, tal y como ella se retrata en su autobiografía, fue el don de su belleza. Apenas reflexiona sobre ello, pero esa es la clave para bien y para mal. Desde el primer intento de abuso que sufre en su pueblo cuando era una niña (hay mucho tío asqueroso en estas páginas) hasta la posibilidad de reactivar rapidísimamente la relación con Juan Carlos I tras el fin de su espantoso matrimonio con el empresario circense Ángel Cristo, un agresor siniestro.